jueves, diciembre 1

Capítulo III

Mientras el Cielo se teñía de fuego, Abdul vigilaba el horizonte, como siempre lo había hecho en su tierra natal.
Y alargaba la vista a los rincones que ya eran devorados lentamente por la oscuridad. Esperando, solamente esperando, con esa paciencia tan característica y en ocasiones tan molesta de los moros, y en general de todos los que confían en Allah.
Sin embargo, ya no era una paciencia tranquila como antes, ahora era una paciencia expectante, lista para atacar al mínimo indicio de movimiento.

Estrujó con especial concentración las cejas en dirección al camino principal, por el cual había llegado hacía varias semanas el carro del Mufti Rentería. Recordaba vívidamente el odio que sentía contra el mufti y la boca se le llenaba de sal.
No se arrepentía de haberlo matado, le hizo un favor.
Se montó al caballo, observando como del cielo desaparecían los ya empequeñecidos atisbos de shafaq que daban paso a las estrellas aún tenues. Y comenzó la cabalgata que desde niño acostumbraba por la noche.
Y al galope del caballo, Abdul iba recordando el día en que murió el abogado. Fue una noche muy parecida a aquella, con la brisa calmada pero fresca, y vio al horizonte un carro tirado por dos caballos aproximándose a la casa mayor. Lo vio mucho antes de poder oírlo, tan lejos de la casa se encontraba esa noche, y volteando al cielo, vio el aura roja que rodeaba la luna llena.
Ver sangre en la luna siempre era señal de tragedia; Abdul recordaba aún la fuerza con que presionó con los talones el costado del caballo mientras se ceñía la cimitarra al cinturón de cuero y rezó llegar a tiempo.
Cuando se iba acercando a la casa, reconoció el carro como el del mufti, a quien la niña, por tercera ocasión había despreciado la oferta de nikah unas horas antes.
Antes de abrir la puerta, ya había escuchado los gritos. Irrumpió en la estancia, siguió los sonidos hasta la biblioteca, derribó la puerta y encontró al abogado sobre el pequeño cuerpo de la niña Victoria, decidido a cometer anat.
Se llenó de furia, se le llenó la boca de sal, sacó la cimitarra, diciendo "Bismillahi ar Rahmani ar Rahim" alabó al Misericordioso y con un movimiento limpio y preciso, la cabeza del kefir cayó sobre la alfombra con un ruido seco.

Desde ese día, la niña Victoria le había concedido la libertad, pero él le pidió quedarse a cuidarla. Y ella se lo concedió.
Y seguía a la niña a todas partes, como perro, como sombra. Siempre cuidándola. Sin pedir gratificación alguna, ni cuestionar las órdenes que le eran dadas.
Se conformaba con el privilegio de obedecer a la niña y que le diera encargos que a nadie más le daba, porque confiaba en él.
Y Abdul nunca dejaría que le pasara algo malo a la muhsanat.

Mientras pensaba en esto, Abdul sintió todas las emociones humanas en unos instantes: Odio, gratitud, felicidad, inclusive un pequeño rayo de esperanza.
Y luego sintió como se derrumbaba ese rayito. Y luego la tristeza.
Especialmente la tristeza, al recordar que Victoria se casaría en un mes.

Sólo conoció al futuro señor de los Nevares en dos ocasiones.
En la primera, Abdul se encontraba recargado contra una pared, sin quitarle vista a Victoria, mientras ella bebía vino en una fiesta, rechazando a todos los que querían bailar con ella.
Hasta que otro hombre, también con una copa de vino tinto le pidió la siguiente pieza. Y ella lo aceptó. Y también la siguiente pieza. Y las restantes de la noche.
La segunda vez que lo vio fue cuando anunciaron el matrimonio.

Intentaba practicar el Zuhud, lo que el Islam maneja como “No sentar el corazón en las cosas de este mundo”. Pero en este mundo había cosas en las que ya tenía demasiado en juego.

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Para los que no hablan árabe tan bien como yo jeje....

mufti. abogado
shafaq. El enrojecimiento del cielo después de la puesta del sol.
nikah. Matrimonio
anat. Fornicación
Básmala. frase árabe "Bismillahi ar Rahmani ar Rahim", "En Nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso", usada por los musulmanes siempre que inician cualquier acto (mientras no quieran desobecer a Allah, por supuesto) en su vida.
kefir. Cafre. Incrédulo, infiel, impío
muhsanat. El femenino de muhsan. Se refiere no solamente a una persona protegida por el matrimonio, sino también a la mujer casta y libre soltera, que está protegida sexualmente, al contrario que la esclava no casada, sobre la que su dueño tiene derechos sexuales.
Zuhud. No asentar el corazón en las cosas de este mundo