No era pañuelo y sí lo regalé

Día de Reyes.
Como es tradición, y la tradición obliga, hay que madrugar, y buscar debajo del árbol regalos que en realidad no esperábamos recibir.
Pero recibimos...

La tradición también obliga a hacer tamales, rosca y chocolate caliente el seis de enero.
Pero esa tradición hubo de esperar un día más para ser cumplida.

La mañana del séptimo día de enero llegó con mayor frío del esperado. Después de las necesarias compras, Montse y yo nos caracterizamos de cocineras.
Cortar la carne, asar los chiles, los tomates, jitomates y demás.
Preparar la carne con la salsa...
Hacer la masa...
Hacer los tamales...

Y luego la rosca...

A las ocho de la noche empezó a subir la levadura, ya era cuestión de minutos hacer la rosca y meterla al horno...

Y de ahi?
Lejos de la cocina.
A un lugar que no estuviera tan frío como la cocina de mi casa.
Italian Coffee!

El problema es que empezaron a deambular libremente los elefantes por el centro de Querétaro. Como si les perteneciera la calle!

Y después las camas voladoras!
Estas son muy útiles cuando el piso está por caerse.
Aún si el piso está directamente debajo de la cama.
Lo único que se debe hacer en esos casos es (sin caer en pánico) subirse tranquilamente a la cama y observar cómo el piso velozmente cae a nuestro alrededor.
Y repito: conservar la calma... La cama simplemente flotará mientras se adquiere un nuevo piso, sin importar cuánto pueda ésto tardarse.

Aclarado este punto, de utilidad amplia para salvaguardar la seguridad en caso de desastre, sólo queda una cosa por hacer:
Turistear.
O dos:
Turistear y practicar el nuevo deporte nacional: Comprar...

O no?